por CLAUDIO MADAIRES
Cargando más de 25 kilos en la espalda, como se advierte a simple vista, la caminata de horas se hace dificultosa. Pero así es la aventura. Todo esfuerzo vale la pena.
Abajo: ya en la zona del parque, antes de iniciar el ascenso hasta el cráter. ¡Pumas en la zona! ¡Atención extrema!
Abajo: Los senderos del Pasochoa están bien trazados y mantenidos, aunque sean de tierra.
Arriba: hasta escalinatas bien mantenidas. Abajo: hongos venenosos por doquier, sobre todo después de las lluvias. Me fascinan los hongos comestibles, ¡una pena!
Abajo: tampoco escasean las plantas alucinógenas. La zona del Pasochoa es infinita en flores y plantas de todo género y especie. Un paraíso para el botánico y el amante de la Naturaleza.
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